22/05/2015

Andalucía Laica denuncia el confesionalismo 'perpetuo' del Ayuntamiento de Sanlúcar


El edificio municipal de Sanlúcar, que acoge la biblioteca pública, exhibe estos días al menos durante una semana una gran pancarta que choca frontalmente con la aconfesionalidad del Estado que exige la Constitución española. En ella se anuncia el "Día de la Biblia" ("18 de abril, Plaza Cabildo"), se apremia a cada ciudadano con un "Lee la Biblia", y se le asegura que "Jesús te ama" "hasta morir por ti".
 
 
Se trata de una actividad organizada por un grupo evangélico por décimo año consecutivo, una iniciativa en la que el Ayuntamiento sanluqueño viene colaborando activa, fervorosamente. El Ayuntamiento pro-bíblico (que no bibliófilo) ha estado encabezado unos años por el PP y otros, como ahora, por el PSOE. El actual alcalde, Víctor Mora, junto a su teniente de alcalde, representó el pasado año a todos los sanluqueños en la lectura pública de un texto bíblico, este año han sido dos concejalas del PSOE y una del PP.
 
 
El mismo alcalde ―que a título privado es libre de realizar cualquier actividad religiosa―, no contento con esta exhibición confesional, recordó en 2013 que 'Nuestra Señora de la Caridad Coronada' es, además de patrona de Sanlúcar, "alcaldesa perpetua" (lo es desde 1917, y el voto se renovó en 1990, cuando también se le entregó el bastón de mando municipal y la medalla de oro de la ciudad). Entonces proclamó el alcalde el apoyo municipal a los actos conmemorativos que, con motivo del 50 aniversario de la coronación de la misma 'Virgen', se llevarían a cabo en 2014 y 2015.
La lista de agravios confesionales es extensa y continuada, de modo que lo que es perpetua es la vergüenza que producen. ¿Qué decir del dinero que aportó el ayuntamiento de Sanlúcar para la 'Casa Hermandad' de la aldea del Rocío, mientras que abandonó el proyecto de un comedor social?
 
 
También anunciaba, recientemente, el alcalde, que se instalará en la principal entrada a la ciudad un icono religioso de grandes dimensiones: un monumento a la 'Virgen del Rocío' de 8 metros de altura. En la rotonda del Palmar, donde se ubicará, el propio Ayuntamiento había decidido en 2008 la colocación de un 'monumento a la manzanilla', que estaba ya concretado tras un un concurso público; sería una una obra de Jesús Guerrero. La afrenta es ciertamente monumental, por lo que Andalucía Laica apoya la pertinente denuncia y recogida de firmas realizada por la Asociación de Librepensadores 'José Colom Víctor'.
 
 
En definitiva, el Ayuntamiento de Sanlúcar burla continuamente la neutralidad exigida a las instituciones al entrometerse en las creencias de los miles de ciudadanos a los que debe representar y servir, y confunde intereses privados con el bien público.
 
Por otro lado, hacemos ver que el alcalde y los concejales socialistas de Sanlúcar contravienen gravemente las resoluciones de 38º Congreso del PSOE, celebrado en el año 2012, que hasta en 5 ocasiones utilizan el término "laicidad" para mostrar el camino hacia la democracia y la libertad, o las recientes declaraciones de su líder Pedro Sánchez: “Mi apuesta será hacer un Estado laico en España. A todos los niveles, en educación, en materia de impuestos y también sobre las propiedades que tiene la Iglesia Católica”.
 
 
¿No tienen nada que decir a este respecto los órganos directivos del PSOE, ni los dirigentes estatales que tanto prometen una sociedad laica... cuando lleguen al poder? En casos como el de Sanlúcar (y tantos otros), donde ya tienen el poder, ¿cómo se explica el mantenimiento, y hasta aumento, de prácticas anacrónicas, que incluso extienden ―agravándolo― el nacionalcatolicismo hacia alguna otra confesión, que viola claramente la separación Iglesia-Estado y el respeto a la conciencia de los ciudadanos? Esperamos urgentemente del PSOE un pronunciamiento y unas acciones claras en situaciones concretas como la de Sanlúcar. Hasta el momento no se han producido, por lo que, lamentablemente, no es creíble el discurso oficialista de los mandos socialistas nacionales.
Según el último barómetro marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas, sólo un 10,3 % de la sociedad española es religiosa practicante, y un 26,3 % se declaran ateos o no creyentes. Pero aunque el porcentaje de creyentes fuera mucho mayor, las instituciones públicas no pueden imponer una religión a toda la sociedad, pues deben respetar la conciencia de cada uno de los ciudadanos. Puede ocurrir que, en algún ámbito, una creencia sea mayoritaria, pero la laicidad (el respeto a las conciencias de todos) es un derecho individual universal. La laicidad significa respeto, igualdad y justicia, y es por eso inseparable de la democracia.
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Estimados/as señores/as de "Andalucía Laica"...

Estimados/as señores/as de "Andalucía Laica",

En absoluto es cierto que la pancarta en alusión al "Día de la Biblia" colocada en el balcón de la biblioteca municipal choque frontalmente con el carácter aconfesional del Estado español. Tampoco lo es que el Alcalde u otros políticos participen en lecturas bíblicas, o en otros actos de carácter religioso. Existen incluso sentencias emitidas a este respecto por el propio Tribunal Constitucional en alusión a iniciativas o acciones similares, reseñándose que tales acciones no tienen por qué atentar contra el carácter aconfesional indicado, siempre que no sean coercitivas, como es el caso.

Les ruego, por favor, que lean, si les apetece, el comentario que publico más abajo como contestación a uno de los comentaristas de su noticia, para no repetirme más en lo mismo.

Y ya que ustedes aclaman el concepto de laicidad como elemento definitorio de democracia y libertad, sorprendiéndose pues de la implicación de algunas autoridades públicas en actos de carácter religioso, les pediré que reflexionen y visualicen como ejemplificación al país más laico del mundo, Estados Unidos. Es el país en el que existe una separación más radical entre la religión y el Estado, muy por encima de la tan admirada Francia. Es una paradoja, pero dicha separación se produce en un contexto social profundamente religioso. Es la propia sociedad (no neutra) quien demanda que sus políticos sean profundamente religiosos. Resulta sumamente fácil advertir a determinadas autoridades públicas hacer alusiones a elementos propios de determinadas confesiones religiosas (principalmente cristianas), pasajes bíblicos, etc. Pero la separación radical existe. La Laicidad o mal llamada aconfesionalidad se produce en este país de manera clara, y ello no constituye óbice alguno para el reconocimiento de una sociedad profundamente religiosa, que puede trasladar su convencimiento a la esfera pública, sin dañar por ello los postulados, la conciencia, o la base de credo de nadie.

Lo que ustedes defienden no se llama "laicidad", sino "laicismo", que es bien diferente. No defienden una "neutralidad" con respecto al fenómeno religioso, sino que son hostiles a él. Ustedes no solamente tienen una "idea laica" del Estado, sino también de la sociedad. Y la sociedad no es laica, no es neutra, como bien comprenderán. Las democracias modernas limitan exclusivamente el concepto de laicidad al Estado, pero no a las sociedades que los sustentan. Para defender una auténtica separación Iglesia-Estado hay que entender que el pluralismo religioso existe en la sociedad, y que este pluralismo ni puede ni debe ser ocultado o erradicado de la esfera pública. La laicidad debe luchar por la integración del pluralismo religioso, no por su incomprensión, que es lo que mismamente ustedes propugnan, a mi humilde entender.

La gran fuerza y autenticidad del pluralismo religioso radica en que es fruto de las creencias de la sociedad civil. Situación distinta es el interés oportunista o electoral que determinados políticos pretendan en el uso de dichas creencias. Pero esto no serviría de base para un debate sobre laicidad, sino que sería harina de otro costal. Y también podríamos debatir sobre ello, por supuesto.

Salu2.
Nolito.

El cartel no tiene nada de malo...

Estimado "Anónimo",

El cartel no tiene nada de malo, pero por favor, no le hagamos el juego al maniqueo laicista diferenciando unas acciones religiosas de otras, para enfatizar que unas puedan ser legítimas (colocación temporal de cartel de la Biblia en balcón de edificio de la biblioteca municipal), mientras que otras no (colocación de monumento a la Virgen del Rocío en rotonda pública).

Para mí es tan legítimo una acción como la otra. Y si algún día los agnósticos o los ateos deciden utilizar un pedazo de dependencia municipal para promocionar o exponer sus tesis existenciales me parecerá igualmente legítimo, se lo aseguro. Y volvemos a la misma esencia de la discusión. Detrás de estas "acciones religiosas" existe también una demanda de corte social, cultural, e incluso folclórica, auspiciada por diferentes fracciones de la sociedad civil del municipio. La sociedad tiene un pasado muchísimo más longevo que el carácter aconfesional del Estado que la regula, no lo olvidemos. Conozco, por ejemplo, a muchas personas que no son creyentes y sienten un fervor respetable por la imagen de la Virgen del Rocío, participando gustosamente en su romería todos los años. ¿Quién soy yo para exponer que dicho monumento no representa la demanda de una fracción significativa de la población de este municipio?. Y no hablo solo del carácter religioso. Insisto, también del carácter social, cultural y folclórico, mal que pese a muchos.

¿En qué posición puedo estar yo como ciudadano para enjuiciar la colocación del cartel de la Biblia en el balcón de la biblioteca municipal?. Personalmente, no soy cristiano evangélico, pero estoy a favor de que esta acción se desarrolle porque responde a un impulso de demanda social. Existen ciudadanos, creyentes de una confesión religiosa que desean llevar a cabo esta acción, y para mí es del todo respetable. No me siento por ello ofendido hacia mi conciencia, ni tampoco he percibido una afrenta hacia los fundamentos de mi credo religioso (recuerdo que el ateísmo también constituye una modalidad de credo).

Ya puede comprobar usted el auténtico interés de este tipo de asociaciones que se autodefinen como "laicas". No es sólo evitar que coloquen un monumento religioso y cultural en una rotonda pública, sino la erradicación absoluta de la dimensión religiosa de las personas en lo que respecta a la propia esfera pública. Y eso no significa aconfesionalidad, ¿o es que el Ayuntamiento se ha declarado oficialmente evangélico por el mero hecho de colocar un cartel en el balcón de la biblioteca municipal?. La aconfesionalidad significa neutralidad de credo para las administraciones públicas, para el Estado, no para las personas, no para la sociedad que lo sustenta. Por eso no es posible erradicar la religión de la esfera pública sin atentar contra unos principios mínimos de libertad. A esto lo llamo yo aplicar una mordaza a la dimensión religiosa de las personas.

Cuestión distinta hubiera sido que el Ayuntamiento hubiese actuado económicamente en favor de esta acción. Entonces sí entendería que se hubiese visto alterado el concepto de aconfesionalidad. ¿Pero cederles una pequeña porción de edificio público?. Hombre, por favor. Y aún así, aplicando el criterio económico al carácter aconfesional, habría que plantearse si el Estado debiera ser también económicamente neutral con respecto a otras facetas de la vida social: sindicatos, partidos políticos, numerosísimos movimientos culturales, cine, teatro, asociacionismo, etc. ¿Sabe usted, por ejemplo, cuántas películas españolas han sido costeadas con el erario de la generalidad de los ciudadanos (con su dinero también)?. Todas las de alcance comercial. ¿Las ha visto todas?. ¿Le exigen abonar su ticket para poder verlas en el cine?. ¿Pero no las ha pagado ya?. ¿Y aquí, no se habla de neutralidad?. Seamos menos hipócritas y no apuntemos siempre con el dedo hacia el lado que mejor nos interese...

Salu2.
Nolito.

¿Qué tiene de malo el cartel?

¿Qué tiene de malo el cartel?

Lo de la estatua en la rotonda es otra cosa, pero que problema existe en que unos días un grupo religioso anuncie algo. Sea lo que sea.

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