07/04/2016

Guerra y Paz


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Salvador Moreno Valencia

 

El título de este artículo es homónimo de aquella novela de Tolstoi, que probablemente todos hayamos leído, pero no voy a hablar de esa novela, ni de su autor, hablaré de la guerra y de eso que llaman paz aquellos que fabrican las armas con la excusa de crear la paz, cuando en realidad lo que hacen es expoliar y quedarse con el botín de aquellos países que con explicaciones para ingenuos e idiotas asolan sin escrúpulo alguno.

 

Un famoso escritor dijo una vez que las guerras siempre las pierden los mismos, o lo que es lo mismo, el inocente pueblo que cae víctima de ellas, inocente y paria pueblo que es despojado de todo,  obligándolo a lanzarse al vacío y al terror de una huida sin final, porque al final, aquellos que financian las guerras son los mismos que habrán de darles axilo cuando arriben a sus playas esas miles de víctimas desoladas y privadas de toda dignidad, porque se les ha robado el derecho inalienable que todo ser humano ha de tener.

 

Digo que son los mismos que financian las guerras los que permitirán o no, dar axilo a todas las víctimas que han creado, en el caso de Europa, por ejemplo, estamos viviendo una crisis humanitaria como nunca antes se había vivido, pero no debemos olvidar el siglo veinte en el que fueron eliminados millones de seres humanos por los adalides de las guerras, es Europa coofinanciadora de Estados Unidos para hacer la guerra allá donde haya un recurso energético que sumar al botín, somos las personas de occidente los coopartícipes de esas guerras, y los complices de sus adalides, somos los que nos rasgamos las vestiduras ante la injusticia que actualmente se está cometiendo en contra de esas miles de personas que vienen huyendo del terror, los que con nuestros impuestos permitimos y financiamos las guerras, ya está bien de cinismo e hipocresía, sálvase el que pueda, o el que tenga la conciencia tranquila, sálvase aquel que sea capaz, que tenga el valor no solo de decir BASTA, sino además de convertirse en un insumiso fiscal, de practicar la desobediencia civil con el fin, utópico, sí, de no participar de esta masacre y de las que quedan por venir, no seré yo, al menos, el que ponga el más mínimo euro en las arcas del Estado, para que éste financie el crimen, porque no se puede llamar ni definir de otro modo a la guerra, sino como lo que es: un instrumento criminal que dejáis que vuestros mandatarios utilicen sin que os tiemble el pulso por ello, ni a los políticos que votastéis ni a vosotros, complices de los más  viles y ruínes asesinatos.

 

Hay muchas formas de matar en este siglo veintiuno, hay guerras abiertas en todos los frentes, unas se libran con bombas que fabricamos al lado de nuestros acogedores hogares, para destruir los "otros" hogares, aquéllos que bajo sus cimientos tienen recursos naturales, y propios, y otras se libran cada día en nuestras "civilizadas" ciudades en las que nos quieren convertir en soldados, luchadores, puros y duros competidores a los que se les han robado todo tipo de valores humanos.