A subir la autoestima, por Miguel Furlock
En tiempos de Homero, una buena amiga nuestra estaría encantada de dar algunas conferencias sobre la autoestima y lo importante que es subirla. Al primero que se le antoje a ella, claro.
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En los tiempos actuales, nuestra buena amiga también está dispuesta. De hecho, su catálogo de peña hundida reflotada exitosamente llenaría varios archiveros de esos de facturas, de los gruesos. Digo.
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Así son los ejemplos. Hay gente que es simplismenchi, digo simplemente ejemplar. Desde que se levantan hasta que se acuestan. Día tras día. Año tras año. Un aburrimiento, lo sé, pero son asín de constantes.
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En estos tiempos conviene recordar a aquellas personas que son ejemplares. Imitarlos un poco, observar como se desenvuelven ahora que las cosas pintan demoniacas. Lo mejor que se le puede ofrecer al diablo es serenidad. Y eso, eso es lo que desprende nuestra amiga, como todos esos amigos especiales que tenemos. Que todos tenemos.
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Eso subirá la autoestima. Es decir, no importa cuan grande se presente el estúpido grupo de control del mundo de turno, para una persona serena la cosa se reduce a contemplar calmadamente hasta dar con las incongruencias, los fallos en el maquillaje, el temblor constante de las rodillas, y la respiración entrecortada. Luego el resto es simplismenchi, digo simplemente preveer por dónde se la va a pegar el mastodonte en su caída, y evitar el lugar en concreto.
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Aquí en Sanlúcar, la verdad es que el mastodonte del PP se la pegó, el mastodonte del PSOE se la pegó y se la ha vuelto a pegar. Ahora se ve claramente que nunca hubo ninguna diferencia entre ambos, que de hecho eran un sólo partido, el de los banqueros, el de los pudientes, el de la clase que se autoestigmatiza con llamarse "alta". Que Sanlúcar tuviera alguna oportunidad de gestionarse a si misma, eso era imposible durante el reinado del bipartidismo falso. Que nos tuviéramos que deprimir año si y otro también, que duda cabe que precisamente nuestra depresión contínua fuese la señal más visible de la decadencia del gigante de cartón.
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Sanlúcar no ha tenido identidad política propia en los últimos veinte o veintetantos años. Hizo lo que hizo la política nacional, se quedó con representantes de partidos, no de su pueblo. Experimentó y vivió la decadencia de un sistema en sus propias carnes, sin ser capaz de ofrecerle la más mínima resistencia en forma de hacer algo genuino, propio y auténtico.
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Observar a Sanlúcar durante los últimos, digamos dieciseis años es asistir a la ampliación de rumores que puedan surgir en Madrid como tales. Si en la capital se sueltan un pedo, en Sanlúcar hay un terremoto. Que a muchos de nosotr@s el interminable balbuceo de los políticos locales se parezca a episodios pasados de voceros del reino, tiene su fundamento.
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Ahora se romperá esa tradición. Lo hará porque ningún cambio entre los dos partidos de la bisagra a nivel nacional puede beneficiar ya a España, la Unión Europea o el planeta enterno. Se producirá ese cambio, eso está claro. Será no obstante estéril, peligroso, y cada vez a mayor nivel sobre lo que nuestros vecinos puedan admitir como democrático o plural. Así que, por mucho que gane Rajoy, por mucho que el PP se ve como el futuro de España, jamás será capaz de enderezar lo que de hecho fomentó con saña. Un simil odioso sería visualizar a los "salvadores" como que fueron claramente ellos mismos quienes empezaron con hacer boquetes en la nave llamada España. No, no funcionará esa idea de volver al poder, sólo porque dominan los medios.
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Eso abrirá un futuro distinto a España. No sé si será mejor o peor, pero sí tengo claro que politicamente hablando, se convertirá en plural POR LA FUERZA. Eso no me gusta demasiado, pero como alternativa a ser sacrificado por los locos de los líderes de las empresas PP y PSOE... siempre valdrá, y no sólo a mi, sino a casi todos los votantes.
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Eso también nos ha de subir la autoestima. El proyecto bisagra, ideado por los neoconservadores y neosocialistas cuando se reunen como empresarios, ha fracasado. No es capaz de gobernar un país en condiciones. Es nefasto. Es un desastre tras otro. Frena a quienes les toca. Es una desventaja increíble en un mercado tan tenso. Eso nos tiene que hacer respirar mejor, porque hace unos años decir esto era - como algunas y algunos seguramente recordarán de pasadas luchas - ... era suficiente para que el CESID te pusiera una sonda mientras dormías.
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Otro factor que claramente sube la autoestima es que ahora los que viven de la inmensa mayoría se ven en su momento más desesperado. Han optado por la fuerza, aniquilando la prosperidad de los que menos ganan a prácticamente cero. Han llenado los cielos de aviones para fumigar probadamente. Siguen además con ambas acciones. No paran de instigar revueltas y pánico para sumar más y más medidas drásticas. Sí, eso nos ha de subir la autoestima, porque significa que ya no les queda aliento para mantenernos dónde quieren. Gritan, ahora gritan. Ahora imponen. Ahora se dejan ver por lo que son: dictadores.
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Eso siempre es bueno. Ver al torpe manipulador aparecer por la fuerza en el escenario, aún algo aturdido pero destrozando lo que puede, eso siempre es de agradecer. Se acabó el anonimato. Finalizó la treta. Eso, aunque no lo parezca, es libertad. Una dosis de libertad, si lo preferís así.
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La libertad precisamente para decidir entre seguir tragándose las mentiras sobre terrorismo, cataclismos, amenazas, cometas... tragar y sentir pánico, claro.... ó empezar a apuntar con el dedo a esos culpables.
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Es una carrera, y ya está bien claro en que terminará. Esta vez el establishment ni siquiera huye de ese final, lo que a muchas y muchos nos ha dado de pensar en los últimos años. Aún así, perlas como el lanzamiento de Lasaña del Wiki-Wiki-Leaks, o la participación de la OMS en las empresas farmaceúticas, ... todo esto nos habla de que en el fondo son ya demasiado alienigenados como para cumplir exitosamente con su objetivo de dominación total. Fallan, y tanto que podemos tomarlo como otro plus para nuestra autoestima.
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Finalmente, a esta situación le hemos de agradecer que haya llegado como ha llegado. Nuestros últimos cincuenta años de luchas han logrado que no hayan podido desangrarnos en una sola noche, cosa a la que estában acostumbrados. Es una entrada en el Medievo de forma gradual, y eso nos viene de las barreras que miles de luchas han logrado establecer entre los que abusan del poder y nosotr@s.
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Eso nos tiene que llenar de fuerzas, de certidumbre y de ver el objetivo de abolir semejante parasitaje de una vez para siempre con relativa claridad. Funcionan nuestros sistemas de defensa, y nos permiten observar el enemigo antes de que esa observación sea imposible.
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Para Sanlúcar los cambios que se avecinan son drásticos. Precisa de una revertebración casi completa, de una renovación de fuerzas y agentes de todo tipo. No es suficiente con unos lavados, la ropa vieja ha de salir definitivamente del armario, llevándose su desidia corrupta para siempre. No sé si ya estás últimas elecciones municipales tal como las conocemos serán capaces de producir incluso un cambio político viable, pero en todo caso será el primer gran hachazo a las cuerdas que tienen ahogada la ciudadanía.
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Eso sube la autoestima. Muestra que el camino que se denunciaba como falso se termina. Muestra que los caminos después de los caciques por fin puede que tengan sus inicios.
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A subir la autoestima, señoras y señores. Que tengan un día provechoso.
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Bellisima fotografía retrospectiva y actual.
Magnifico retrato de la realidad social cuya analitica y desenlace destila cierta autoestima al buen lector, aunque estemos aún en tiempo de prórroga.
Francisco